Opinión
Nadie
imagino un enero tan “caliente”. No solo por el clima, sino además por
la devaluación con que nos sorprendió el Gobierno. Y sin
anestesia.Vivimos momentos de alta incertidumbre, esto pasa siempre que
se producen “saltos “ en el precio del dólar. Lo importante aquí es
tratar de no ponerse demasiado nerviosos y descifrar adonde apuntan las
medidas oficiales tratando de entender su proceder.
Cuando
vemos en los medios nacionales la opinión de los economistas de
siempre, en casi todos los casos alimentan nuestra incertidumbre
enfatizando sobre los aspectos negativos de esta medida: pérdida de
poder adquisitivo, traslado a los precios, etcétera. Y tienen razón,
pero es la mitad de la verdad, porque en economía siempre existe una
contrapartida, donde unos pierden, otros ganan, y esta no es la
excepción.
Esta
claro que una devaluación perjudica a quienes cobramos en pesos pero
también debemos decir que favorece a los sectores exportadores (que
cobran en dólares), mejorando su competitividad. Y también a quienes
deseen ingresar fondos en concepto de inversiones o turismo receptivo.
Estos son los sectores “reticentes” a desprenderse de los dólares al
precio de seis pesos, pero no estoy tan seguro que lo estén si el precio
es ocho, nueve o diez.Y esas son las divisas a las que pretende tentar
el ministro Axel Kicillof con esta medida. Si logra hacerlo, es muy
posible que ya no tendrá problemas de estrangulamiento externo y
tampoco de reservas.
¿Cual
es su plan según mi entender? Hacer “converger” el dólar oficial con el
blue y desarmar el cepo cambiario. Los pasos que han anunciado van en
ese sentido y es muy posible que pueda lograrlo si los dólares que están
en los silos o afuera del país, regresan.
Si
así sucede, ¿que le queda por hacer? Tratar de morigerar el incremento
de los precios y salarios en pesos, temas sobre los que la clase
política cobra gran importancia ante la negociación con los sectores
empresario y sindical.
La
presidenta Cristina Fernández de Kirchner seguirá por unos días la
evolución de la situación desde Cuba, donde ya se encuentra para asistir
desde hoy a la reunión de la Celac junto a mandatarios y representantes
de otros 32 países. Al costo de las decisiones, mientras tanto, le
ponen la cara el titular del Palacio de Hacienda y el jefe del Gabinete
de Ministros, Jorge Capitanich.
Si
la jugada les sale bien y recomponen los precios relativos como ellos
pretenden, es muy posible que la economía retome un círculo virtuoso y
que la titular del Ejecutivo pueda seguir realizando buenos anuncios a
su regreso. Si la jugada sale mal, puede ser el comienzo de una suerte
de cuenta regresiva hacia el año 2015.
En síntesis, a pesar que no hay anuncios explícitos, no observo a un Gobierno desorientado sino que más bien tienen en claro
lo que pretende hacer. Lo cierto es que los riesgos son muchos, porque
dejaron demasiado tiempo pasar sin tomar las decisiones necesarias.
Después
de estas medidas de enero, el escenario ya no será el mismo que
preveíamos a fines del 2013. De los los cambios en los precios relativos
que se produzcan, aparecerán nuevos ganadores y nuevos perdedores. En
este contexto, algunos que hace algún tiempo están tristes porque en su
negocio no entraba nadie, quizás puedan cambiar de humor.
A
lo mejor los inmobiliarios deberán desempolvar carpetas ante la
reaparición de viejos clientes y los autos de lujo no sean tan caros
para los que vienen con dólares revalorizados. Para los mortales que
cobramos en pesos, en el mejor de los casos, deberemos armarnos de
paciencia.
Cdor. Alberto Costa
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